MADRID — Greenpeace criticó hoy, jueves, al gobierno español por alejar de la costa un barco pesquero ruso cargado de combustible que se incendió en un puerto del archipiélago canario.
La organización pidió a las autoridades un plan para evitar la fuga de las 1,400 toneladas de combustible de la embarcación llamada Oleg Naydenov.
El barco comenzó a arder el sábado y Capitanía Marítima decidió alejarlo mar adentro para "garantizar la seguridad de las personas e instalaciones portuarias y para evitar el riesgo de contaminación", dijo el Ministerio de Fomento en un comunicado.
"Es del todo inaceptable que un buque pirata que estaba en puerto se haya remolcado a aguas abiertas cercanas primero a Fuerteventura y luego a Gran Canaria, poniendo así en peligro zonas de alto valor medioambiental y para la economía canaria. Fomento tendrá que dar explicaciones por esta decisión", dijo Juande Fernández, portavoz de Greenpeace, en un comunicado.
Detectan manchas de combustible
El barco se hundió el martes a unas 15 millas al sur de la isla de Gran Canaria. Medios de Salvamento Marítimo detectaron manchas de combustible que abarcaban 12 kilómetros en la zona. La ministra de Fomento, Ana Pastor, se desplazó a Canarias para seguir las labores de vigilancia del buque, que quedó a unos 2,400 metros de profundidad.
El Ministerio dijo que la mancha detectada no afecta áreas ambientales sensibles. Además, informó que busca un robot submarino para inspeccionar el casco del pesquero.
Las autoridades elevaron de cero a uno -en una escala de cuatro- el nivel de alerta ecológica, dijo Fomento en su perfil de Twitter.
Una decisión similar a ésta -alejar un barco varado de la costa- provocó uno de los mayores desastres ecológicos del país en 2002. El petrolero Prestige, que transportaba unas 77,000 toneladas de combustible, zozobró frente a las costas de la región de Galicia, al noroeste del país.
El barco se partió por la mitad y se calcula que liberó unas 23,000 toneladas de combustible al mar mientras se hundía. El vertido tiñó de negro las costas gallegas y la zona norte de España, llegando incluso a afectar algunas playas de Francia y Portugal. La fauna marina y las aves resultaron gravemente dañadas y el sector pesquero se vio forzado a paralizar sus actividades.
El Prestige lanzó una señal de socorro al detectar una vía de agua a bordo, pero las autoridades españolas optaron por no llevar el barco al puerto más cercano y remolcarlo a alta mar. Una decisión que fue muy criticada por algunos expertos.
Varios robots submarinos lograron sellar las fugas en el casco del buque y posteriormente se vaciaron los tanques.
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